Señoríos de Relleu celebra su tradicional comida del envero

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Foto de familia de algunos de los asistentes a la comida del envero en Relleu a pie de un olivo de 1200 años de antigüedad (Redacción).

Hugo Quintanilla presentó las botellas de la primera cosecha diseñadas por Ágatha Ruiz de la Prada.

Profesionales de la alimentación colaboran en una mesa a la que se sientan tras asistir a la recolecta de aceituna.

Del grupo Gastronou (tanto del Nou Manolín como del Piripi), de la carnicería Doménech, de las bicis BMX de El Campello, de Santabar de Santa Faz, de M de Alejandría, de Uvas Cabrera, de productos Plaza del Sol, de Travelling Alicante, de Regional Co, un par de militares del MOE o un exconcejal, expertos catadores o críticos gastronómicos, así de variopinto es el grupo que se sentó el pasado lunes en una mesa al aire libre en la Masía Teuladí, donde se cultiva y se elabora el AOVE Señoríos de Relleu, y a la que fueron convocados por el dueño y gerente, Hugo Quintanilla y su equipo de Marketing formado por el encantador binomio Eduardo Palacio y Ana González.

Con ocasión del envero, ese momento en que la aceituna pasa de verde a casi negra y que permite extraer el primer aceite de oliva virgen , Señoríos de Relleu ha celebrado por decimosegundo año su tradicional comida a la que acuden sus grandes consumidores, amigos y expertos gastronómicos.

El envase de Señoríos de Relleu, realizado por la pintora Paula Alenda, hace referencia al nombre de la Masía Teuladí, que significa gorrión. Sin embargo, este año en su primera cosecha las botellas llevarán el diseño realizado por Ágatha Ruiz de la Prada en una colaboración con la artista, como también hizo hace poco otro empresario de alimentación de la terreta, Chocolates Marco Tonda.

Eduardo Palacio y Hugo Quintanilla enseñan el diseño de Ágatha Ruiz de la Prada para los nuevos envases (Redacción).

El AOVE de Señoríos de Relleu se ha ganado su fama a pulso, no en vano desde que comenzaron a comercializar el aceite en 2011 ha obtenido más de un centenar de premios, tanto nacionales como internacionales, entre los que destacan el de Mejor aceite de la Comunidad Valenciana (España); el Best of Class, en Los Angeles International Olive Oil Competition (EEUU); 95 puntos en la Guía Italiana Flos Olei Marco Oreggia (Mejores Aceites del Mundo) o el Gran Prestige Gold en Terraolivo (Israel) como uno de los 20 mejores aceites del mundo.

Conscientes de la importancia de lo que hacen, Señoríos de Relleu no solo convoca a comer sino que antes imparte una clase práctica de lo que supone la elaboración de un AOVE. Los invitados participan con entusiasmo ayudando a los tractores a varear los olivos y siguen su transporte a la masía donde la aceituna será triturada y centrifugada para adquirir el aceite de la primera cosecha. Además, se conserva intacta la almazara antigua para así poder mostrar las diferencias de ésta con la época actual.

Algunos datos que se aprenden con esta visita es que en la Comunidad Valenciana tenemos olivas que producen aceite aún más fuerte que el denominado picual andaluz y son la variedad de la alfafara y la changlot; o que la Masía Teuladí tiene capacidad para elaborar 54 000 litros y el año pasado realizó 30 000. Para que se hagan una idea, para un litro de aceite se necesitan unos 8 kilos de aceitunas. Y un consejo: el AOVE hay que consumirlo ya que sus enemigos, por los que pierde sus propiedades nutricionales y su intenso sabor, son el oxígeno, la luz y la temperatura.

La Masía ofrece la oportunidad de apadrinar olivos monumentales, es decir, mayores de 350 años, invitando así al público en general a colaborar en el mantenimiento de un cultivo tradicional poco favorecido, ayudar a la biodiversidad y la diferenciación. El precio de un apadrinamiento ronda los 80 euros al año y hay quien lo regala para ocasiones especiales como bautizos, bodas o comuniones. Los asistentes a esta comida se hicieron una foto de grupo a los pies de un olivo de 1200 años apadrinado nada menos que por el restaurante El Xato, otro cliente habitual.

Y por fin el momento de la mesa es fruto de la colaboración de todos: companaje que aportó José, dueño de la carnicería Doménech, a la que acude gente de toda la provincia, y que asistió con Rosa; una tarta de chocolate realizada por Casto, del Nou Manolín, y que estaba de muerte; todo regado con un vino dulce de hielo que trajo Cristina, de M de Alejandría; Nuria Verdú de productos Plaza del Sol nos engatusó con sus patatas fritas y sus pimientos rellenos; si algo necesitaba aderezo, Ana Mira, de Regional Co, aportó sales y hierbas; y empanadas, ensaladilla, un arroz realizado por la casa… en un ambiente entrañable y un paraje absolutamente emblemático de la Marina Baja.

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