“Cuando escuchaba a mi hijo hablar de mí con sus amiguitos les decía: ‘Mi mamá está bien, lo único es que mi mamá no tiene pelo’. Lo decía con tal naturalidad que entendí que era la forma más bonita de poder contar esa historia. La caída del pelo es la parte más visual de esta enfermedad. Puedes tratar de ocultarlo, de disimularlo, aunque de puertas para fuera. En casa él vivió conmigo esa pérdida de mi cabello largo y fino con el que muchas noches se dormía tocándolo”. Así narra Olga Avellán, la mamá y periodista, o la periodista y mamá, el comienzo de esta iniciativa convertida en un cuento que pronto vamos a poder tener en nuestras manos: el próximo 29 de octubre a las 20:00 en el Restaurante Alfonso Mira, en Aspe.
Y decimos mamá o periodista porque hace unos meses preguntamos a Olga si Mi mamá no tiene pelo nació como periodista o como mamá, y contestó: “Digamos que como mamá, pero creció como periodista. La necesidad de escribirlo inicialmente surgió para poder ayudar a mi hijo y a la vez poder ayudarme a mí misma para asimilarlo. Para entender qué nos estaba pasando y aceptar que hay una enfermedad en casa que juntos tenemos que afrontar. Otra cuestión es el proyecto en sí del cuento como lanzamiento. Para ello involucré a mi parte periodística para investigar, contrastar con expertos de la Salud Mental y de la Pedagogía, y finalmente crear el cuento adaptado para ser publicado. Sin perder la esencia de la crónica de mi propia historia, que es en lo que está basado, pero haciéndolo de un modo profesional”.
El proyecto de Mi mamá no tiene pelo es mucho más que un cuento, sigue Olga. “Se trata de una herramienta con la que niños y mayores podamos asimilar la enfermedad de un ser querido. Por ello están involucradas las asociaciones de cáncer que brindan una labor fundamental de apoyo para todas aquellas personas que son diagnosticadas con esta enfermedad”.
Acto de presentación
La presentación de Mi mamá no tiene pelo será también la clausura de las actividades del mes del Cáncer de Mama.
En este formulario puedes inscribirte para confirmar la asistencia. Es necesario que todos los asistentes se registren en el siguiente Formulario de confirmación.
Este acto es más que una presentación; también habrá una exposición de las ilustraciones realizadas en acuarela por Begoña Amat para el cuento, un espacio para adquirir Mi mamá no tiene pelo y «poder tomar algo todos juntos» explica Olga Avellán.
Una vez acabado el acto, dice Avellán «quien lo desee puede quedarse a cenar. El Restaurante Alfonso Mira está preparando una propuesta de menú especial para este acto».
Mi mamá no tiene pelo y el equipo que lo ha hecho posible
Mi mamá no tiene pelo está enfocado para niños de 3 a 7 años, para prepararlos ante posibles situaciones como las narradas por Olga. Para lograrlo, los autores han contado con el asesoramiento de un psicólogo clínico, tres psiquiatras infantiles y dos pedagogas que han ayudado a cuidar el enfoque y medir bien las ilustraciones y palabras para adaptarlas a los ojos y oídos de los más pequeños.
Los compañeros de Olga Avellán en este proyecto son, según ella misma cuenta: “un gran equipo con el que he contado y cuento para este viaje. Tanto los que han trabajado en la creación del cuento, como los que lo están haciendo posible. Los principales han sido Begoña Amat, artista plástica, encargada de las ilustraciones y Óscar Amat, profesor de Educación Primaria, coautor conmigo de la historia. También un pilar fundamental ha sido la editorial La Voltereta, que ha aportado la parte profesional. Aunque los verdaderos compañeros de viaje para que este proyecto sea una realidad han sido los mecenas que han hecho la precompra del cuento, las empresas que han colaborado como patrocinadores para poder producir una mayor tirada, así como los medios de comunicación que han ayudado a la difusión para dar a conocer esta apasionante aventura”.
- Óscar Amat, maestro de Educación Primaria y coautor, explica: “Una de las cosas que uno aprende cuando entra en Magisterio es a tener inquietud por crear y compartir, es algo que me ha acompañado desde siempre. Formar parte de este cuento y hacerlo realidad me brinda la oportunidad de aprender y enseñar cómo afrontar algo que jamás nos han enseñado a digerir. Es ilusionante poder compartir con todo el mundo cómo aprovechar una situación tan complicada como un mecanismo de crecimiento personal que nos ayude a conectar de una forma más profunda con quien pasa por esta enfermedad”.
- Begoña Amat, artista plástica e ilustradora, expresa: “La pintura ha supuesto a lo largo de mi vida un espacio donde desarrollar mis pensamientos, tratar emociones y donde estar conmigo misma. La narrativa de mis proyectos parte de lo autobiográfico y lo familiar. En este caso, el punto de partida era muy complicado, era doloroso, desgarrador. Un tiempo más tarde, agradezco a este espacio, que es la pintura, por permitirme canalizar los sentimientos que estamos viviendo y convertirlo en una herramienta que deseamos que un día pueda servir a otras personas tanto como nos están sirviendo a nosotras en este momento”.
- Olga Avellán, periodista, coautora e impulsora del proyecto, cuenta: “Como periodista vi la luz para poder brindar mi ayuda a otras mamás que se tengan que enfrentar a una situación similar. Con ese optimismo que me caracteriza y devolviéndole la sonrisa que siempre me ha dado la vida, decidí impulsar este proyecto tan íntimo, tan personal. Yo continúo con mi lucha, hace dos meses me detectaron metástasis. He retomado el tratamiento y me toca volver a contárselo a mi hijo. Este es un cuento que nace para ayudar a que lo asimilen ellos, a la vez que también lo hacemos nosotras mismas”.
- Francisco Rovira, director editorial de La Voltereta, lo explica así: “Queremos borrar ese aire elitista y pesado que rodea a la literatura. A nadie le han obligado a ver una película, ¿quién, en su sano juicio, obligaría a un niño a leer un libro?’ Nos hemos declarado productora cultural para darle cañita a todo lo que nos mueve: la literatura, la música, el cine. Queremos cuidar la voz de autores de todas las áreas y todas las auras, que lleguen a cuanta más gente mejor y de la forma más pura posible, sin filtrar su arte para así industrializarlo. Ya veréis qué bonito”.