Las relaciones entre el periodismo y la diplomacia pública se convierten en un tándem cuando se trata del ejercicio de la profesión en países extranjeros, sobre todo en aquellos donde las libertades públicas están restringidas y en especial la de la libertad de expresión. La representación diplomática española es el punto de referencia de los profesionales que, por cuenta ajena o propia, se desplazan a un país para informar de lo que está pasando en escenarios adversos para su seguridad. El ciclo “Periodistas y el Mediterráneo”, organizado por Casa Mediterráneo en colaboración con la Asociación de la Prensa de Alicante, abordó esta relación de la mano de Guillermo Ardizone, subdirector general de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
En la actualidad España cuenta con 118 embajadas, 90 consulados y 497 consulados honorarios en países de los cinco continentes. Las relaciones personales entre periodista y diplomático se estrechan cuando se trata de un país extranjero, sobre todo en aquellos donde los recursos son limitados para el ejercicio de la profesión. En este aspecto, Guillermo Ardizone comentó que “las sinergias que se crean entre periodista y embajada tiene mucho que ver con las relaciones humanas, las experiencias personales y profesionales son paralelas entre corresponsal y diplomático”. De este modo, expuso la importancia que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación pone en la difusión de información de interés sobre los países en los que cuenta con delegación propia a través de su web, con aspectos útiles y recomendaciones de tipo socio cultural.
Asimismo, Ardizone incidió en la importancia de avisar en la embajada de la llegada de un ciudadano español, y en el caso de los periodistas de indicar el tiempo que tiene previsto quedarse y dar sus coordenadas en el caso de que se desplace por el país. Las situaciones de riesgo para la seguridad del periodista pueden darse en cualquier circunstancia y la representación diplomática es consciente de ello ya que “en países donde hay una fragilidad institucional patente, se hace todo lo posible por mantener relaciones fluidas con los puestos claves, con el fin de agilizar las gestiones necesarias en caso de ayudar a un ciudadano español y a un periodista llegado el caso”, señaló Ardizone.
En cuanto a la difusión de información, si bien el objetivo del cuerpo diplomático es preservar la unidad del mensaje institucional, Guillermo Ardizone comentó como “los diplomáticos destinados en el extranjero tenemos una relación muy humana con el periodista y, al margen de las lógicas limitaciones a la hora de informar, el off the record funciona de manera muy fluida”. Una relación clave para el conocimiento del país, tanto para unos como otros, ya que, como indicó el diplomático, “el periodista tiene a veces un conocimiento más fresco de la realidad del país, se mueve en diferentes ámbitos, y en este intercambio de información se produce una interesante interacción con nosotros”.
Otro de los aspectos que se abordaron en la conferencia fue la evolución que ha sufrido la sociedad de la información con la irrupción de internet y las nuevas formas de comunicación avaladas por los nuevos dispositivos móviles, como las redes sociales. “Los cambios se han producido muy rápidamente y las embajadas se han tenido que adaptar en función del grado de penetración de cada red social en el país donde operan. Se trata de adaptar el mensaje a la singularidad de cada país, si la sociedad se informa más por Instagram, Facebook o incluso por otro tipo de canal más tradicional, como la radio, aunque la mayor revolución que hemos notado es la cantidad de medios digitales que han proliferado”, explicó Ardizone.
La proyección de la imagen de nuestro país en el exterior es otra de las funciones de las embajadas, y al respecto se comentó lo que ha supuesto la “marca España” para la reputación de España y cómo ha evolucionado desde su puesta en marcha como estrategia de imagen: “Cuando se empezó a trabajar la marca España, para nosotros supuso una motivación, un apoyo a nuestra labor, pues cuando estás en un país extranjero trabajar por la imagen de tu país te reconcilia y anima”. “En primer lugar hubo una prioridad a la hora de difundir mensajes de índole económico, pero ha evolucionado y ahora se ahonda en destacar el talento y la innovación de nuestro país”, señaló Ardizone.
En este punto, la relación con los medios extranjeros y propios del país destino se planteó como clave para transmitir la imagen de España y al respecto comentó que “cada embajada tiene definida su propia estrategia a medida en un plan de comunicación adaptado a las particularidades del país en cuestión. Se ha llevado a cabo un gran esfuerzo, se han transmitido bien nuestros valores y a día de hoy creo que hay una buena evolución en la proyección exterior de España”.
Las situaciones de crisis que se pueden dar, tanto de índole humanitario como político –póngase por caso un desastre natural o un golpe de estado-, y cómo se gestionan desde las embajadas y representaciones españolas, fueron comentadas por Ardizone, que señaló que “las crisis ocupan cada vez más nuestro tiempo y en este tipo de situaciones se suele protocolarizar las actuaciones. Siempre las familias son la prioridad en cuanto a la difusión de información, y después se hacen públicos los datos para el interés general. Pero también depende de cada país y sus propias reglas, como en el caso del Reino Unido, donde no se difunden datos hasta pasados tres días, y claro, en el caso de los atentados de Londres no pudimos informar puntualmente por falta de información oficial”.
Como embajador en Guinea Conakri durante la crisis del virus del ébola, originado en 2013 en el país subsahariano, Ardizone contó su experiencia y destacó la importante labor en equipo llevada a cabo por todas las instituciones y ong´s internacionales que se encontraban en el país: “el primer desafío al que nos enfrentamos fue la gran desinformación sobre la enfermedad a la que nos encontramos, lo que provocó una lógica alarma durante las primeras semanas. Una vez conocimos de qué se trataba y cómo se podía evitar su propagación, las representaciones internacionales en el país nos organizamos y se puso en marcha un trabajo de difusión en equipo entre todas para hacer llegar la información a todas las colonias y la población en general”.
Guillermo Ardizone es licenciado en derecho e ingresó en el cuerpo diplomático en 1990, donde ha trabajado en las representaciones diplomáticas españolas en Israel y la Unión Europea, así como en las embajadas de España en Líbano y Guatemala, donde fue segundo jefe. Asimismo, fue subdirector general de Oriente Medio y en 2006 pasó a ocupar el puesto de consejero en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea. En 2011 fue nombrado embajador en Guinea Conakri, donde estuvo destinado hasta 2014. En la actualidad es subdirector general de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
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