¡Muchas gracias Belén por estos 40 años de profesionalidad amable!

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fotografias Joaquín P. Reina 605241228

El 16 de abril de 1980 comenzaba Belén Carretero a trabajar en la Asociación de la Prensa. Desde entonces ha habido diferentes equipos, juntas y presidentes. Todos los presidentes han querido brindarse para homenajear a Belén, pilar fundamental de la APPA. Todos han escrito sus recuerdos, momentos, sentimientos… vividos junto a Belén. Entre todos han ido describiendo la historia de Belén en la Asociación y la vida de la Asociación gracias a Belén. De todos los presidentes, solamente Isidro Vidal, quien la contrató, ya no está con nosotros; sin embargo, gracias a sus hijas, hemos rescatado un texto del año 2004 que escribió en honor a Belén y que también relacionamos.

Además de equipos, juntas y presidentes, ha habido un único secretario, Mariano Soriano, con quien Belén ha compartido todos estos años. Y es Mariano quien comienza este Homenaje.

Un “alma” con nombre propio, por Mariano Soriano (2020)

De los 116 años de historia que tiene nuestra Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante (APPA) los últimos 40 tienen una protagonista relevante, un “alma” con nombre propio: Belén Carretero, nuestra secretaria desde que apareció en la misma.

Por sus manos pasa todo el papeleo que la APPA necesita para su funcionamiento, si tienen algún problema no tiene inconveniente alguno en ayudarte a solucionarlo o, incluso, ella misma se encarga de ello.

La conozco desde que apareció por primera vez en nuestra Asociación, entonces teníamos la sede en la Torre Provincial sita en la Rambla y que hoy ocupa el edificio Prop de la Generalitat, el del reloj que no funciona.

Belén nunca ha tenido un mal gesto, una mala palabra hacia mí y, supongo, que en alguna ocasión le habré dado motivos para ello, siempre se ha hecho querer.

Por todo ello te doy mis más sinceras gracias por todo el trabajo que a lo largo de estos cuarenta años has realizado y luchado por nuestra Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante y un deseo, que al menos te tengamos otros tantos con nosotros.


El perfil de Belén, por Isidro Vidal (2004)

Confieso ser el culpable de que Belén, “nuestra Belén”, iniciara lo que ahora se dice “su vida laboral”.

Fue en la primavera de 1980, y en el nuevo local, oficinas y despacho que la APA había inaugurado unos pocos años antes en la Rambla de Méndez Nuñez, en la Torre Provincial.

Desde entonces y hasta hoy, Belén ha animado con su presencia nuestra sede social. Y sigue.

Cuando llegó aportó entre los periodistas alicantinos sus jóvenes años (16), su sencillez, su discreción y su natural manera de ser y agradar.

Y no tardó nada, o casi nada, en añadir a todo ello otras cualidades muy apreciables: su eficacia, su eficiencia.

Es difícil, ya se sabe, penetrar en el corazón humano. Y sobre todo, en el de las mujeres. Pero si Belén nos dejase atisbar en el suyo, seguro que descubriríamos un secreto. Su secreto: que desde su primer día en la Asociación de la Prensa de Alicante comenzó a comprender y a querer a los periodistas y a derrochar sobre nosotros su amabilidad. Y, también su paciencia para aguatarnos.

Doy testimonio de ello, por lo menos durante el tiempo, largo tiempo, en que asumí, por voluntad de mis compañeros, la presidencia de la Asociación. Así fue y así creo que sigue siendo.

Puedo añadir que Belén es, además, voluntariosa, constante, silenciosa, alegre y nada pesimista.

Pero, como se me ha pedido que en sólo 25 líneas resumiera mi concepto y mi opinión sobre Belén, y como creo que ya las he sobrepasado, me limitaré a decir que, por lo menos para mí, en nuestra Asociación de la Prensa Belén ha sido y es, una permanente, especial y hermosa sonrisa.

Sí, además de todo lo demás, una hermosa sonrisa…


¡Imposible: ¿Cumple 40?!, por José María Perea (2020)

Hola, bonica. Muchas felicidades. Un pajarito me ha dicho que hoy cumples 40 años y he exclamado que era imposible… yo te echaba treinta y poco, como mucho, ¡de edad! Pero sí, Belén, hoy hace cuatro décadas que te hiciste cargo de la secretaría administrativa de la entonces Asociación de la Prensa de Alicante (APA), hoy Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante (APPA). Nuestro nombre ha crecido contigo, tenemos una P más, y tu sigues igual. Para ti es verdad aquel dicho tan español de que “no pasan los años”.

Llevaba pocos años en la Asociación de la Prensa, como reductor, digo redactor, de “La Verdad” de Murcia en su Delegación de Alicante, cuando llegaste tú, con el recordado Isidro Vidal como presidente, como la más joven de cuantos acudíamos a nuestra sede en una de las plantas altas de la Torre Provincial, actual edificio PROP de la Generalitat. Más arriba de nosotros estaban la Biblioteca Científico-Técnica, a cuyo frente se encontraba otro personaje inolvidable, el abogado Francisco Alcaraz Varó. En la última planta, la sala de exposiciones y el auditorio para conferencias, conciertos y proyecciones. Estábamos “alquilados”, con gran benevolencia económica, en un edificio propiedad de la Caja de Ahorros Provincial, a cuya plantilla estaba vinculado también Isidro Vidal. Era un edificio que frecuenté mucho porque en uno de sus despachos de alquiler tuve mi profesor de corrección de la tartamudez cuando tenía 15 años, clases a las que también acudió un ilustre radiofonista de la época para mejorar su dicción. Y en la Biblioteca antes citada preparé muchos de mis trabajos de final de bachillerato y hasta ví una vez al ministro de Información y Turismo de la época, el trueno de don Manuel Fraga Iribarne, cuando visitó la ciudad y clamó, al descorrer las cortinas, que apenas se veía el castillo de Santa Bárbara por la lluvia. Años después sería mi profesor en Madrid estudiando Ciencias Políticas por los mismos años en que ingresé en la Escuela de Periodismo instalada en los bajos de la parte posterior de aquel Ministerio.

Allí, casi tocando el Benacantil y el castillo, entré como vicepresidente en la Junta directiva de la Asociación cuando, en una candidatura que encabezaba Jesús Prado, derrotamos a la candidatura de Isidro Vidal, que pugnaba por una nueva reelección. Pocos meses después, a mitad del año 1982, Jesús pasó de director de “Información” a Valencia como director de “Levante”, entonces en Medios de Comunicación del Estado, y me tocó trabajar contigo casi un año como presidente de la APA. Allí, recuerdas, bajo los cuadros de Emilio Varela que eran el mayor patrimonio de la Asociación, vivimos unas duras vicisitudes con la primera huelga, y única, de otro de nuestros patrimonios, la “Hoja del Lunes”, con don José Ferrándiz Casares como administrador, y buscando, con el nuevo director de la “Hoja”, Pepe Sanz Moliner, que el periódico de la Asociación no fuera beligerante contra los nuevos tiempos democráticos que habíamos estrenado pocos años antes. ¡Cuántas veces hemos estado los cuatro, los dos José, tu y yo, en aquel despacho, con momentos tan felices como el de agosto de 1982, cuando la Corrida de la Prensa, el primer mano a mano de Josémari Manzanares y Luis Francisco Esplá, que nos dejó millón y medio de pesetas en las arcas de la Asociación! 

En mayo-junio de 1983 también me marché a Valencia, no como periodista sino como director general de Turismo del primer gobierno de la Generalitat Valenciana, y dejé la Presidencia de la Asociación de la Prensa en manos de mi compañero, y sin embargo amigo, Manolo Mira Candel. Cuando regresé a la profesión, en 1993, y volví a estar en activo en la Asociación, tu seguías allí. Y ahí sigues, y que todos lo veamos. Un beso, bonica.


Belén, Belencita, por Manuel Mira Candel (2020)

Yo la recuerdo parapetada tras su pequeña mesa en la vieja sede de la Rambla, pequeñita y risueña, entristecida la mirada. Ella me observaba sin saber lo que decir. Eran los días más amargos de la Asociación, cuando amenazaban con cerrarnos la garita y todo se venía abajo. Nos habíamos quedado sin La Hoja del Lunes. Estaba solo. Entonces, ella me preguntaba si quería un vaso de agua, y hubo un día en que me dijo que quizá había alguna botella de güisqui escondida. Yo negaba con la cabeza, a punto de llorar. Pero la que estaba a punto de llorar de verdad, de verme a mí, era ella, Belencita. Mi Belencita. Han pasado cuarenta años y siempre la veo igual: una muñeca de apariencia frágil pero invulnerable al tiempo, una escultura de porcelana hecha de roca volcánica. Un ser humano providencial para los periodistas. El ángel que cuelga de las paredes de la Asociación. Mi ángel. Una de las pocas personas que, nada más verla, me derrite de alegría, y, cuando la abrazo, me creo que lo hago con alguien que forma parte de los recuerdos más entrañables de mi vida. No puede entenderse a la Asociación sin Belén. Y creo que a ella le ocurre lo mismo: es la única persona en este mundo cuya vida no puede entenderse sin la Asociación. A veces me pregunto: ¿Qué habremos hecho los periodistas para merecernos a esta mujer de tomo y lomo? Sí, algo bueno habremos hecho, sí… Tal vez estar un poco enamorados de ella, sin atrevernos a declarar nuestro amor para no romper el mágico hechizo de su bondad.


Con Belén nos tocó a lotería, por Blas de Peñas (2020)

Durante mis trece años como presidente de la APPA conocí a Belén siendo casi una niña y soltera, y me despedí de ella y de la presidencia, casada y con la vida solucionada. Me explico. Belén era entonces la secretaria de la asociación con un sueldo normal, más bien corto, pero la fortuna le dio un vuelco en su vida gracias a los Niños de San Ildefonso. Ella y su novio acertaron con el Gordo de Navidad y un río de millones vino a premiar a la joven pareja. Hubo Boda, a la que tuvimos la suerte de asistir, y todos los amigos periodistas de Belén disfrutamos de aquella memorable y entrañable jornada. Después, la generosidad de Belén y Leopoldo con la APPA llegó al extremo de asumir todo el presupuesto de los actos del patrón de los periodistas, cena de gala incluida.

De Belén hay que destacar su discreción, su amor por la Asociación, su entrega, su fidelidad para todas las juntas directivas y todos los asociados, su buen carácter, y su entereza a la hora de vivir los muchos acontecimientos que configuran sus muchos años dedicados a la APPA. Fue tremendamente eficaz y discreta en los buenos momentos, como fueron las gestiones para conseguir la licencia de la emisora de Torrevieja. Negoció con eficacia y mucha paciencia todas las relaciones con Asisa. Fue modélica en la transparencia de las cuentas y siempre se puso a la cola a la hora de cobrar cuando los momentos fueron difíciles.

Y la Asociación pasó por momentos duros… Cuarenta años en la APPA, ahí es nada… Sin Belén, la Asociación no sería ni sombra de lo que es. Trece años trabajando codo con codo dan derecho a escribir esto. Y escrito queda…  


Una buena persona, por Ginés Llorca (2020)

Hablar de la historia de la Asociación de la Prensa de Alicante es hablar de la historia de Belén Carretero. Y hablar de Belén es hablar de la Asociación. Porque no se entenderían la una sin la otra, y viceversa. Tuve la inmensa fortuna de trabajar directamente con ella durante más de diez años y lo cierto es que me faltan adjetivos para describirla, pero si tuviera que elegir unos pocos me quedaría con: responsable, comprometida, honesta, trabajadora, seria, discreta, agradecida… Pero la verdad es que me quedo corto.

Belén ha vivido la intrahistoria de la APPA mucho más que cualquiera de nosotros. Y jamás le he oído un reproche, una queja o una crítica dirigida a cualquiera de los presidentes o directivos que han pasado por aquí. Y eso no es fruto de una actitud en el puesto de trabajo. Qué va. Eso es una cualidad personal que le hace quedarse con las cosas positivas que ve a su alrededor y olvidarse de las negativas.

Ya puestos, si tuviera que describirla en pocas palabras diría que es una buena persona. Y creo que eso es lo mejor que se puede decir de alguien. En su caso no son solo meras palabras. Es un hecho. Y ahora, mirando hacia atrás, me alegro de haber compartido con ella una pequeña parte de su vida. Todos debemos alegrarnos de tener cerca a alguien como ella. Así que en estos momentos simplemente se me ocurre decirle una cosa: gracias.


Recordar en tiempos de pandemia, por Leonardo Tomás (2020)

Hace casi cuarenta años que volvía a casa, a Alicante, después de una muy larga temporada en Madrid donde aparentemente me facultaron en lo que fue la primera promoción de licenciados en CC. de la Información. Habían sido años muy bonitos donde la rabiosa actualidad se nos aparecía de día en día, cambiante. Pero ya era tiempo de volver.

Mi primera sorpresa, una vez establecido y decidido a retomar mi vida profesional, fue comprobar que mi colegiación en la FAPE no era convalidable para la Asociación de la Prensa de Alicante (APA). 

Eran tiempos de monopolio para la edición de los lunes y las legendarias «Hojas del Lunes» suponían un pedacito de pan para un escaso grupo de periodistas, espinos unos y tutelados otros por la llamada Ley Fraga. Los nuevos teníamos que esperar…

Fue cuando conocí a Belén, una cara amable adornando unas dependencias de la Torre Provincial que a mí me parecían excitantes, aunque un tanto trasnochadas. Pero tenía sabor aquel ambiente.

Desde entonces han pasado esos casi cuarenta años.    

Han pasado muchas cosas en ese tiempo.

Hicimos una Asociación de Licenciados (ALCIA) como alternativa a la APA donde estábamos todos, o casi todos; en ejercicio, en paro o con expectativas de empleo.

Más tarde decayeron los privilegios para las hojas del lunes que finalmente tuvieron que cerrar. Era el comienzo de una nueva etapa de apertura en las asociaciones de la prensa, lo que posibilitó la entrada de aquellos periodistas que aportaran su titulación por la Escuela Oficial de Periodismo, por la Universidad o que acreditaran méritos profesiones suficientes en el ejercicio de la profesión.

A partir de entonces ya pudimos tener acceso a Belén. Era prácticamente el primer contacto. Ella era el alma de las gestiones, quién nos ofrecía la información y de toda la parafernalia que venía a suponer la colegiación. Y además era una cara bonita y un talante amable. Iba a ser en el futuro nuestro socorro en el farragoso mundo de la burocracia, de los derechos que íbamos a adquirir y los deberes, pocos, que teníamos que respetar.

Los nuevos ya teníamos una cara amiga dentro de la APA; alguien que sabe cómo te llamas, donde vives, tu estado civil, tu edad, tu vida laboral y hasta tu número de cuenta corriente, ¿cómo no íbamos a confiar en esa nueva amiga?

Desde entonces hemos compartido muchas cosas: unas buenas y otras menos buenas. Buenos momentos en general, aunque con algunas situaciones que nos ponían en riesgo de desaparecer.

Ahora, en tiempos de pandemia, dejamos discurrir la memoria desde el confinamiento y recordamos estos años juntos, desde el cariño, la confianza y la lealtad.

Te queremos, Belén.


Ella es la jefa, por Pepe Soto (2020)

Las cosas cambian. Amigos y compañeros se van a otra parte. La vida no se detiene para nadie. Belén Carretero lleva cuatro décadas al frente del papeleo, de las arcas y de los chismes de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante. Ahí sigue, como el primer día que llegó a trabajar en la administración con el ya fallecido presidente Isidro Vidal Martínez. Fue en 1980. Tiempos de cambios. Mucha labor entre un puñado de periodistas alistados y con una publicación semanal que exigía mucha entrega, pero que generaba pingües beneficios: La Hoja del Lunes, que dejó de publicarse en la primavera de 1984.

Belén sabe resistir. Cada día es más humana, más sencilla. Además de Isidro Vidal ha tenido que soportar a directivos variopintos, de distinto pelaje, como José María Perea, Jesús Prado, Manuel Mira Candel, Blas de Peñas, Ginés Llorca, Leonardo Tomás y a uno mismo.

La conocí en abril de 1985, recién llegado a Alicante. La sede estaba en la Torre Provincial, el edificio que acuña La Rambla de Méndez Núñez. Con amabilidad tramitó mi ingreso en este colectivo profesional. Hace 35 años. Belén sigue igual, con la misma ilusión, dispuesta a encargarse de montar un sarao entre periodistas o de abrir las puertas de la asociación de par en par a la llegada de conocidos y demás visitantes.

Una labor encomiable. Se crece ante nuevos proyectos. Todo le parece alegre y sencillo.  

Amiga Belén, eres un ejemplo para los asociados. La vida no se juzga por el tiempo, sino por los recuerdos de los momentos especiales que vivimos. Durante los últimos ocho años he tenido la suerte de compartir más tiempo contigo, con Lucía y con Sonia, en las trincheras de un oficio que no atraviesa por sus mejores cosechas, pero desde donde se otean el paro, la explotación y sociedades económicas a las que el periodismo les importa un rábano.

He visto tu esfuerzo desinteresado y el cariño por una empresa que amas y que, posiblemente, será la única en tu trayectoria profesional. Ahora te toca lidiar con Rosalía Mayor, la primera presidenta de nuestro corral, buena mujer de oficio y de coraje.

Recuerda lo lejos que has llegado; a las personas que has conocido durante cuarenta años. Recuerda lo que has aprendido en este mundo de locos. Todas las batallas que has ganado y los temores que has superado, siempre de manera plácida y amable.

Un beso, Belén. Por cierto, resérvame cinco décimos para el sorteo de Navidad, jefa.


Al fin del mundo, por Rosalía Mayor (2020)

En pleno confinamiento por el covid-19 hoy tenemos una buena, buenísima noticia que compartir con todos vosotros. Y es que celebramos un aniversario, una fecha que significa mucho para la APPA. Belén Carretero cumple hoy 40 años como secretaria de nuestra Asociación. Decir que la APPA no sería lo mismo sin ella es una obviedad, porque ha sido alma y corazón de la misma durante cuatro décadas. No llevo ni un año como presidenta de la APPA, pero puedo aseguraros que yo, con Belén, ¡al fin del mundo! ¡¡¡¡¡Felicidades!!!!!

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