La placa será descubierta por Luis Barcala, alcalde de Alicante, el 1 de abril a las 17:30 horas.
La glorieta está situada entre las avenidas de las Naciones y del Historiador Vicente Ramos.
Los fotoperiodistas somos contadores de historias, de relatos, con la verdad que una cámara de fotos puede aportar; no quiero decir que sea la verdad absoluta sino la versión de un contador de historias que no tiene por qué ser la misma que leemos en los textos de un periódico. Inevitablemente todo relato fotográfico está narrado por un testigo directo.
Mi padre era de una generación de artistas de técnica a plumilla, con un trazo de línea que marcaron una época, fue artista desde muy joven con el dibujo como expresión artística, después descubrió la fotografía que utilizó para plasmar lo cotidiano y lo diario, el día a día de la ciudad.
El fotoperiodista era alguien importante pero no de importancia como la entendemos ahora sino de alguien cercano, que narraba a través de sus imágenes, sin agresividad, sin prejuicios. Eran tiempos de contar lo que ocurría en la ciudad, la transformación política y social, deportiva o arquitectónica.
En aquellos años 60 y 70 las relaciones entre periodistas, artistas y políticos acababan en “La cabaña”, el bar de la esquina de la calle Belando con Quintana, el lugar donde entre humo y algunos tragos de whisky se “cocían” las previsiones informativas del día siguiente. Salir a la calle, buscar, observar y fotografiar el paso de la vida de Alicante y provincia con Pirula, su entrañable e inseparable compañera de viaje a la que adoraba y admiraba y que tantos reportajes memorables realizaron por toda la provincia.
Nos dejó compartiendo sus fotografías que fue plasmando a diario y nos regalaba a través del periódico y en la web de www.informacion.es o en el muro de sus redes sociales.
Se amoldó a las nuevas tecnologías, para que sus amigos y seguidores pudiesen recordar cómo era la ciudad y sus habitantes de aquellos años 60, 70 y 80.
Se sentaba cada mañana en su despacho entre películas y discos duros para buscar año tras año, negativo a negativo que meticulosamente fue digitalizando y documentando; calles, personajes, sucesos o los muchos actos deportivos y culturales que acontecieron en nuestra ciudad y su provincia; nos reuníamos y discutíamos sobre la siguiente publicación que nos iba a regalar al día siguiente.
Me hablaba de la importancia que tienen los archivos fotográficos para la historia de las personas y sus ciudades. Me decía: “no somos nadie sin un archivo de memoria histórica fotográfica, lo hago para que las próximas generaciones puedan ver cómo era la ciudad y sus importantes cambios a través de las imágenes”.
Colaboró desinteresadamente con estudiantes e historiadores en trabajos de investigación de esa parte de la historia que día tras día fue recuperando.
Es importante que las instituciones aporten los medios necesarios para que las futuras generaciones puedan ver cómo era la ciudad con el paso de los años. Desgraciadamente vemos cómo magníficos archivos de fotógrafos de Alicante y provincia que dedicaron su vida a documentar la cuidad se desvanecen en sótanos sin que nadie aporte los medios necesarios para mantenerlos en condiciones para que los podamos disfrutar.
Por eso estamos orgullosos de su trabajo de documentación de su archivo ordenado, que tan importante es hacer como saber guardar; él lo hizo, supo valorar la importancia de su trabajo fotográfico y nos ha dejado una buena parte catalogada para mantener viva la historia de nuestra ciudad.
Nos quedamos a medias con los libros que estábamos recopilando “hace 50 años” o “la provincia pueblo a pueblo”; espero poder acabarlo y encontrar lo que nos quedó pendiente entre los negativos que quedan por catalogar y documentar.
Ponerle nombres y apellidos a los lugares y personas, en definitiva, recuperar la identidad de Alicante y su provincia a través de sus fotografías.
Pero si hay algo de lo que más orgulloso se sentía era de su mejor fotografía, cuando muchos le preguntaban: ¿Arjones: cuál es tu mejor fotografía? siempre contestaba con una sonrisa: “Sin duda mi mejor fotografía es mi familia”.
Gracias papá por haberme trasladado tus sabios consejos y dejarnos parte de la historia de la ciudad convertidas en joyas fotográficas.