¿Hasta qué punto los periodistas tenemos una credibilidad? ¿Es verdad que somos unos cantamañanas? Jesús Picatoste, secretario general de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), fue el encargado de abrir el fuego en el debate que, con estos interrogantes, puso sobre la mesa redonda que, ayer tarde, se celebró en la Sala Multiusos del Edificio San José de Guadalajara, en la segunda sesión de la jornada académica que organizó la Cátedra “Manu Leguineche” de la Universidad de Alcalá.
“Nosotros somos culpables de la pérdida de credibilidad de los medios, los principales culpables de esta crisis”, afirmó Agustín Valladolid, quien cree que, en buena parte, es responsabilidad de los periodistas el descenso en la calidad de las noticias que se ofrecen y la imposición de la urgencia como uno de sus pilares “cuando siempre ha sido el cáncer de la información”.
Y es que, en las últimas cuatro décadas, la prensa española ha pasado por cambios importantes. En la época de la Transición, según Roger Jiménez, que se autodefinió como “de la generación periodística de Noé”, la prensa era un gran motor social, muy superior al actual. La causa del manifiesto descrédito, aseguró, es que se ha llegado a una situación en la que no hay modelo de negocio ni modelo profesional, y la culpa, en buena parte, es de que “la mayoría de los editores no son empresarios de prensa, sino hombres de negocios”. Con el periódico se vende una pluma, un foulard o un cuchillo jamonero, recordó, y ese fenómeno comercial, que nace para generar ventas, no trae más que consecuencia negativas.
Es una impresión compartida por Agustín Valladolid, convencido de que “las promociones de productos han matado, en parte, al periodismo”, y de que, otros factores en la pérdida de credibilidad de los periodistas en la actual sociedad española son los políticos, “que nunca han entendido el valor de la prensa independiente en una democracia”, y el Poder Judicial, con casos en los que “el Supremo ha puesto la libertad de información por encima de la verdad. Y eso, nos lo hemos creído”.
Pese a esta situación, Antxon Sarasqueta aseguró que, todavía ahora, “de la información depende todo”. Para Sarasqueta, aunque en esta denominada “sociedad de la información” predomina la desinformación, que genera crisis y se utiliza con fines poco éticos en la política, existe un antídoto contra ella, que es la transparencia.
La Cátedra “Manu Leguineche”, creada en marzo de 2015, tiene como eje principal de su plan anual de trabajo la convocatoria del Premio Internacional de Periodismo Manu Leguineche, otorgado por la FAPE y la Diputación Provincial de Guadalajara, cuyo ganador es nombrado profesor Honorífico de la Universidad de Alcalá y cuya IV convocatoria se efectuó el pasado 3 de mayo, coincidiendo con el Día Internacional de la Libertad de Prensa.
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