Desde que ha comenzado el año, catorce periodistas han muerto de forma violenta en cinco países de América Latina. Es el triste balance del informe cuatrimestral (enero-abril) elaborado por la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (Ciap) de la Federación Latinoamericana de Periodistas. En México fueron asesinados siete, en Perú dos, dos también en República Dominicana, uno en Honduras y otro en Venezuela.
Los asesinatos pagados con el dinero de la corrupción política y el narcotráfico están eliminando de forma sistemática periodistas libres que denuncian situaciones injustas y quieren hacer llegar la verdad al resto de ciudadanos. Esto sucede en una zona del mundo donde no hay ningún conflicto bélico y en países supuestamente democráticos.
Organismos de derechos humanos y observatorios del periodismo de México, Colombia, Honduras y Guatemala están denunciando constantemente amenazas de muerte a periodistas hombres y mujeres, además de incendios a sus viviendas y palizas.
Los periodistas se sienten impotentes, desempeñan su función con miedo y se afanan para no caer en la autocensura, moneda de cambio para preservar sus vidas. Todo esto ante la pasividad de los poderes y gobiernos de estos países. Se da la circunstancia de que algunos medios de comunicación han cerrado y cesado su actividad para proteger la vida de sus trabajadores, aunque también existen medios que ignoran las noticias de los asesinatos de sus compañeros. Por otra parte, las leyes de protección resultan inútiles, es el caso concreto de la que está vigente en México. Además, en cada país latinoamericano se registran de manera permanente atentados y violaciones de los derechos a la información y a la libertad de expresión que atañen a todos los ciudadanos, no sólo a los periodistas.
Según los registros de Ciap-Felap, desde 2006 a esta fecha de 2017 en América Latina y el Caribe se han producido 401 asesinatos de periodistas y trabajadores de prensa.
Informe de Ciap-Felap.
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