Desde el 10 de junio se puede visitar la exposición de Jesús González Trincado en el Real Liceo Casino de Alicante.
Su tenacidad de corredor de fondo se traduce en un espíritu de pintor de fondo. Artista giróvago, libre de perjuicios, que no se somete a normas de clasificación, mercado o tendencia alguna. Fiel a sí mismo, una fuerza narradora de carácter iconográfico casi medieval, le lleva a propagar su obra de Moscú a Nueva York, como necesidad anímica, intensa. Su estilo organicentista, puro, crudo y directo muerte da paso a la vida. Trincado se autodefine simbolista del color y el volumen, pudiendo diferenciarse dos periodos de creación vitalista, una primera fase arranca de una premisa existencial, la muerte, y da paso a las series “Vida”, “Biología” y un periodo de transición de pintura automática que Trincado denomina “Surgió”, y una segunda fase eléctica que comprende series diversas como las de los viajes a “Rusia” y “New York” o “Biología primordial”. En su obra encontramos cierto sabor a Odilon, Magrite a luces goyescas en sus aguadas, e incluso cierta esencia de estética Merz de Schwitters, en cuanto a que el artista prolonga la obra de la Natureleza colaborando con el azar (esculturas de madera). Podrían verse excelentes en el Simbolismo de principios del siglo, en el Dadá de Hannover, en el Surrealismo, pero fuera de toda influencia externa, J.G. Trincado, es un creador organicista, un biólogo del arte cuya frescura, sincera y original, le lleva a pintar con amor.
Justina Meana
Licenciada en Historia por la Universidad de Oviedo