La Fundación Transformación Social y Humana inaugura un programa pionero de acogimiento a inmigrantes a través del voluntariado

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Monasterio de Santo Toribio de Liébana, Cantabria. Fotografía de Rodelar (Fuente: Wikimedia).

“Voluntariado de Integración para la Atención al Peregrino” ha reabierto el  albergue de Santo Toribio de Liébana gracias a voluntarios alicantinos

El Camino Lebaniego en Cantabria, que culmina ante el “Lignum Crucis”, el mayor pedazo de la Cruz de Cristo que se conserva en el mundo, ofrece hospedaje a los peregrinos en el punto final y más espiritual del camino, junto a los Picos de Europa, y lo hace mediante un proyecto pionero creado por la Fundación Transformación Social y Humana llamado “Voluntariado de Integración para la Atención al Peregrino”.

La Fundación de Transformación Social y Humana, con el apoyo del Obispado de Santander, de la Fundación Camino Lebaniego y de los ayuntamientos de Camaleño y Potes, ha trabajado duro para acondicionar y devolver la vida a este albergue, cerrado durante muchos años, con el trabajo de voluntarios alicantinos. En concreto, siete voluntarios han trabajado intensamente para que el albergue reabriera sus puertas a tiempo de la Apertura de la “Puerta del Perdón” en este Año Santo Jubilar de 2023.

Enlazar el Camino Lebaniego al voluntariado es un gran modelo para la integración en la sociedad de los inmigrantes, de tal manera que los recién llegados a España no acaben viviendo en la calle, y se sientan productivos en el tiempo de tránsito en el que les ayudamos a poner en orden sus papeles y obtener el permiso de trabajo con la ayuda del despacho Yvancos Abogados”, explica María Parra, presidenta de la Fundación Transformación Social y Humana.

La novedad de este proyecto es que el albergue de Santo Toribio estará atendido por voluntarios itinerantes que se ocuparán de todas las tareas: recibir a los peregrinos, cocinar, servir los desayunos, limpieza, información… durante todo el año. La peregrinación es el mejor reflejo de nuestra existencia y saca lo mejor de nosotros mismos. En el Camino las personas se encuentran, caminan juntos, se escuchan, comparten, se ayudan… La fusión de peregrinación y voluntariado eleva la espiritualidad del Camino”, opina María Parra.

Uno de los voluntarios, Felipe Rivera, que es un voluntario de integración acogido hace 5 meses por la Fundación en Alicante, se encarga de la cocina y nos dice “para mí, hacer este voluntariado es una ayuda mutua. No me gustaría solo recibir ayuda, sino poder yo también sentirme útil y devolver toda la ayuda que he recibido”.

El programa de Voluntariado de Integración de la Fundación ha ayudado en la Comunidad Valenciana, con la ayuda de la Plataforma de Asociaciones, a más de 27 personas y familias a superar situaciones graves de exclusión social. Jóvenes que estaban viviendo en la calle, inmigrantes en situaciones límite y familias sin recursos económicos ni vivienda, a los que han dado alojamiento, acogida y atención social con los itinerarios de integración laboral que les ha permitido normalizar su vida.

Actualmente la Fundación para la Transformación Social y Humana es precursora en dos líneas de trabajo: la primera, en unir colectivos sociales en torno al propósito de cambiar las leyes para dignificar el trabajo de los voluntarios, protegerlos y que tengan la cobertura de la Seguridad Social. La segunda, en la “Reciprocidad Social”, educar en la gratitud.